Que pases totalmente de lo que piensen los demás no es adaptativo, pero tampoco lo es que busques siempre la aprobación de los demás o que tengas un miedo inmenso a no sentirte aprobado.
Preocuparnos demasiado por lo que piensen los demás, nos puede llevar a separarnos de nosotros mismos, a ignorar nuestros deseos, opiniones y sentimientos y al final a no saber quienes somos realmente.
Te dejo algunos indicadores de que puedes tener una excesiva necesidad de aprobación:
- Siempre te muestras de acuerdo y no propones otras opiniones.
- Dices “sí” cuando en realidad lo que querías es decir “no”.
- Intentas siempre agradar a los demás.
- Te afecta mucho lo que los demás digan de ti.
- Cuando recibes halagos o te felicitan te sientes muy eufórico.
- Cuando recibes una crítica ( aunque sea constructiva) te desanimas.
- Te preocupas mucho por tu imagen y forma de vestir, porque consideras que es muy importante para que te acepten.
Si te identificas con la mayoría de estos indicadores, te aconsejo que cojas aquellos comentarios que te podrían doler e intentas evitar y analices porqué te duelen. El primer paso para que te afecten menos, es identificar de dónde viene el dolor. Así podrás poco a poco independizarte emocionalmente de la opinión de los demás.
Si tu bienestar depende de la opinión de los demás, le estás dando las riendas de tu vida a otros.
Es importante distinguir entre las críticas constructivas y destructivas. Las constructivas y hechas con buena intención, pueden ser muy enriquecedoras y pueden ayudarte a mejorar y a crecer como persona. Sin embargo te puedes encontrar con otras que van directas a hacerte daño y que no te ayudan a crecer ni te potencian. En este caso agradece la opinión, pero coméntale que no la vas a tener en cuenta puesto que no es coherente contigo ni con tu forma de ser.
No tienes el control sobre lo que puedan opinar los demás de ti. Ellos lo hacen en función de sus creencias y de su realidad. Pero lo que sí puedes elegir es cómo reaccionar tú ante sus comentarios.
Antes de tomar una decisión, pregúntate: “ Lo que voy a decir o hacer, ¿ realmente quiero hacerlo? ¿ O lo estoy haciendo para agradar a otras personas?. Si es el segundo caso , recuerda que tratar de gustar a todos, además de que es imposible, te lleva directamente a la insatisfacción, porque en realidad lo más importante es que te agrades a ti mismo.
Si muestras tus ideas de forma segura y con respeto a ti mismo y a tus valores , será mucho más fácil que los demás respeten tu opinión, este o no de acuerdo con ellas. Yo te enseño a hacerlo.