Pasar de puntillas por la vida es dejar de lado muchas ilusiones. Cuando no nos atendemos, no interpretamos nuestros sentimientos, no cambiamos lo que no nos gusta en nuestra vida, empezamos a caminar hacia una estación muy sombría.
En esta estación nos espera una compañera de viaje: nuestras creencias limitantes. En cuanto sienten que quieres probar otra ruta te surrurarán al oído palabras de desaliento. Te dirán que no cojas ningún tren que te permita hacer cosas nuevas, recordándote aquella vez que no salió bien o lo vulnerable que te vuelves si lo haces. Te dirán que cojas el tren de siempre, con el mismo trayecto y las mismas paradas, porque así estarás más segura.
Las creencias son importantes porque están para protegerte, pero nunca para limitarte. Muchas de ellas están obsoletas. Se crearon antes de que tuvieras 7 años y todavía sigues viviendo con ellas.
Las creencias limitantes suele ser difíciles dar con ellas porque son muy antiguas y están incorporadas a un nivel muy inconsciente. Pero hemos crecido, y debemos resetear esa programación infantil, que ya no se corresponde a la adulta que queremos ser.
Por eso es fundamental la toma de conciencia de ellas y tener una mente abierta para cambiar, evolucionar, aprender cosas nuevas y desapegarse de las viejas y obsoletas. Para ello tienes que:
- Identificar tus creencias limitantes.Una buena forma de hacerlo es ser hacerte consciente de como te hablas a tí misma, especialmente en momentos de dificultad.
- Agradecer la función o cometido que tuvieron estas creencias en tu vida.
- Imaginarte que harías sin esa limitación.
- Superar la resistencia al cambio y hacer una acción que implique el cambio y que vaya en contra de tu creencia limitante. ( por ejemplo, encontrar el encanto que hay en ti, hablar con un desconocido, hacer un viaje sola, cortar esa relación tóxica,…)
Quien no se atreve a salir de sus creencias limitantes, quien evita una pasión, quien no cambia lo que le genera insatisfacción, no dejará ninguna huella y pasará de puntillas por la vida.